3 secretos prácticos de como elegir la bota correcta para tu patín profesional
Cada persona tiene una morfología única en sus pies. Cuando usamos un calzado lo deformamos y amoldamos a nuestra forma de pie por lo que un zapato usado siempre tendrá una forma determinada que no se adaptará a nosotros.
Entre las muchas peculiaridades y formas que pueden tener nuestros pies, una de las más importantes es el tipo de arco. Existen tres tipos de arco en función de la curvatura de la planta del pie. A continuación te los explicamos:
Son una patología bastante frecuente ya que, afecta al 20 por ciento de la población. El pie plano es una afección que se caracteriza por una falta de arco longitudinal o de bóveda plantar (justo la alteración contraria que la del pie cavo). La mayoría de los pies planos no causa dolor. Hasta los dos años de edad no se puede determinar la presencia de la alteración porque, hasta entonces, el pie del niño cuenta con un tejido adiposo (grasa) en la planta del pie. Esta almohadilla desaparece con el tiempo y no requiere tratamiento alguno.
Arcos normales - también conocidos como arcos de tamaño medio - son el tipo más común. Este tipo de arco alienta pronación normal, que es un ligero hundimiento hacia el interior cuando una persona da un paso al caminar o correr. Esta pronación absorbe los golpes y reduce la presión en el sistema musculoesquelético, Este tipo de arco es el mejor para la mayoría de los tipos de actividades físicas.
Los arcos elevados son menos comunes. Las personas con arcos altos tienden a ser supinadores. Los arcos elevados son también un riesgo de lesiones, porque cuando el pie golpea la superficie no hay pronación suficiente, obteniendo un mayor choque, siendo este un acontecimiento irregular para la pierna. Esto puede afectar especialmente el funcionamiento de las rodillas. Las personas con arcos altos a menudo requieren zapatos especiales para amortiguar los golpes en exceso y distribuir de manera más uniforme el peso.